5 amigos que envejecen frente a la cámara
Cinco amigos y el paso del tiempo
La familia de John Wardlaw tenía
una cabaña a orillas del lago. Tras muchos veranos yendo con sus
padres, al terminar el colegio secundario quiso invitar a sus cuatro
mejores amigos, John Dickson, Mark Rumer, Dallas Burney y John Molony.
A pocos días de llegar, Dickson tomó su cámara de 35 milímetros, la posó
sobre una silla y llamó a sus amigos. La programó para que tomara la
foto automáticamente y disparó, captando al quinteto apoyado sobre el
borde del deck de la cabaña.
"Por
alguna razón, todos decidimos posar con expresiones oscuras y
misteriosas. Seguro creíamos parecer unos ganadores", contó Wardlaw. Se
preocuparon por mantener esas enigmáticas caras durante las siguientes
seis fotos que se tomaron.
Particularidades del momento.
Rumer tenía un sombrero puesto, pero para que el sol no le cubriera el
rostro lo apoyó sobre sus rodillas. Más raro aún, Molony acababa de
encerrar en un frasco a una cucaracha a la que habían decidido adoptar
como mascota. Ante el llamado del fotógrafo, acudió sin soltar el
recipiente. De hecho, decidió exponerlo casi como un trofeo. Ambos
detalles se mantuvieron durante los 30 años, aunque con distintos
sombreros y frascos.
"Las
prioridades eran tan distintas en esa época. Sólo pensaba en verano y
mujeres", agregó Wardlaw, que sentía tanta pasión por la fotografía y
por el cine que producía películas con sus amigos como protagonistas.
Hoy es director cinematográfico.
Cada
verano se toman algunas semanas, y la decisión de repetir la foto
surgió de manera casual, cinco años después de la primera. El dueño de
casa sugirió repetirlo cada lustro, aunque sin tomárselo muy en serio.
Por eso en las primeras fotos no se preocupaban tanto de los detalles.
Cuando
en 1997, con más de 30 años cada uno, se tomaban por tercera vez la
fotografía, sellaron un pacto. Se la tomarían cada cinco años hasta que
muriera el último.
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